Escrito realizado por CHELO y SEM@NTIKO

 

 

Ella: -Hoy es buen día para recordar, para ver a la distancia y encontrar las sombras que me exaltaron. Los pensamientos sobran, pero mis sentimientos huyen, ante la inminente locura.

¿Cómo entender que un amor que se da sin pedir nada, pueda terminar así? ¿Que un amor que se creía único y especial, fuera despreciado a pesar de la intensidad que se vivió?

Nada, nada me dejó tus «para siempre juntos» y «nunca te dejaré de amar», lo que provocaba en mi tú idolatría al hablar, las noches de «te amo» y lo que tu piel erizada movía en mi, hasta el grado de humedecer mis labios sólo para ti. Tu amor embustero creo un hondo pesar en mi, tus ausencias disfrazadas y tus adulamientos sin alma fueron el detonante de mi sentir.

Ahora, miró fijamente las vías del tren, calculó la distancia y el impacto me derrama unas lágrimas, la sal me despierta de mi letargo y siento algo en mi pecho; es el corazón que alguna vez se detuvo al sentirte sobre el, ahora esta quieto y no se sobresalta, ya ha pasado por tanto y ahora tiene tan poco, que más da si por fin deja de latir.

Pero algo en mi mente me trae las añejas palabras de amor, las anteriores decepciones salen a flote y pienso en lo que me dejaron y como te conocí después de haber amado tanto a un Don Juan, que me envolvió con su adulamiento, poesía y mentira , tal vez no pueda creer en ti, después de cometer el error de amar a un ser fantasmal, tal vez no es tu culpa, es mi desconfianza en las palabras de amor sin alma, sin la poesía que me alimenta el espíritu, es el pecado que pagó por ser un ser espiritual y no terrenal.

Tendré que alejarme del tren, aún estoy pensando como puedo librarme de las sombras del pasado y así entender si vale la pena volver a amar o si es mejor al menos enterrar mis sentimientos, antes de que ellos me sepulten a mi.

EL: – Pude saborear el engaño amargo que me regalaste en ese hermoso lapso, mendigo con una cerveza en mi mano, casi perdido y rezando por tu olvido.

No hubo amigo que pudiera detenerme, no hubo antídoto que pudiera borrarte, cada mañana deseaba solo verte, tenerte y amarte.

Las mañanas frías con melancolía, y a pesar de que el sol sonreía no alumbraba mis pasos, era la maldición con mil fracasos de haberme enamorado de un diablo de lindos ojos y con vestido, de cabellos cafés que casi fueron míos.

Abandonado, desorientado casi en la locura, hablaba solo de vez en cuando, perseguía tu nombre en la penumbra, te abrazaba y desaparecías de inmediato. Los fortines de mis sueños se hacían pedazos, desvanecían en el aire como suspiros, los muros de mis anhelos quebradizos se fragmentaron hasta quedar todos devastados.

En mi mente me veías y sonreías, película de ocho milímetros en el silencio, en donde decías que me querías, pero solo eran imágenes de tu reflejo. Y entre esas callejuelas de papel y bulevares de olvido, encontré mis pensamientos con tus labios tullidos, la imagen de tus labios color rojo carmesí y tu cabello largo, no fueron suficientes para tapar dolorosamente el “TE AMO”.

“En un bar cualquiera pierdo la cordura y un hombre aferrado al piano toca al son de mi locura, la emoción empapada en alcohol, y al menos creo que ella no tuvó una razón, y una voz que le dice pareces cansado y aun no a salido ni el sol ”.

Perdido entre lobos y su humo en forma de cortinas, asfalto que devoraba el sucio suelo, un puente que lanzaba murmullos que se podía escuchar de lejos:

“ven esta es tu salida, no hay cosa alguna para ti en este mundo de porquería.”

Una escalera que llevaba al cielo era la sentencia, rezos y oraciones para un dios que me acompañaba en ausencia. Por un lado escuchaba, “detente no lo hagas aun hay personas que te aman”. Por otro lado decía poesía enferma, “recuerda que tu no eres nada más para ella”. Y en algunos pasos que daba yo dudaba, me detenía, algo me susurraba que no lo hiciera pero volvía y sonreía el diablo de la melancolía, y di marcha para subir hasta lo mas alto y cada peldaño era su cálido recuerdo que me estrangulaba, era estar vivo y muerto al mismo tiempo que lloraba.

Los minutos se desbocan por los suelos, la noche se hacia presente en ese infierno, casi de luto y con las manos temblando, decidí dar un paso más allá de mi orgullo petrificado.

Me sentí por un segundo suspenderme en el aire, estaba seguro de tener alas, hasta que recordé que me las quitaste, caí al precipicio, sin mas consuelo que ver mi corazón en el pavimento, quería saber si aun lo tenia dentro latiendo, o solo era parte de una mentira como las que me habías venias diciendo.

Entre sangre y espasmos se encuentra mi cuerpo destrozado, mi cabeza estrellada contra el asfalto, era la muerte la que desde ese puente me empujo, pero fuiste tu quien empezó este dolor, y fui yo quien lo termino.

Hoy, paseas abrazada de otro por aquella ciudad, mientras yo estoy presente en mi propio funeral.

“En un bar cualquiera pierdo la cordura y un hombre aferrado al piano toca al son de mi locura, la emoción empapada en alcohol, y al menos creo que ella no tuvo una razón, y una voz que le dice pareces cansado y aun no a salido ni el sol ”. Fragmento inspirado en la letra de la canción “El hombre del piano” (piano man) de Billy Joel.

Escrito realizado por CHELO y SEM@NTIKO

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