A bordo de una ambulancia, Rocío Ramírez de Lira, paramédico de profesión, ha servido a la gente de Aguascalientes por más de 7 años, realizando labores de primeros auxilios y brindando atenciones médicas para salvar vidas.
A sus 30 años, Rocío es jefa de guardia del turno matutino del departamento de paramédicos en el Ayuntamiento de Aguascalientes. Día con día, durante 8 horas emprende su labor con gran vocación, junto a 8 compañeros profesionales de la atención prehospitalaria.
De manera simultánea, realiza la noble labor de ser mamá. Rocío dio a luz a la pequeña María Fernanda un 27 de septiembre, fecha en la que, de acuerdo a su testimonio, conoció su otra vocación y la máxima expresión del amor. Ahora “Marifer” tiene un año de edad, y es su motor y fortaleza para ser mejor todos los días.
“El ser paramédico me ha dejado mucho que aprender, pues valoro ahora más el hecho de existir; en este oficio eres testigo de la vida y la muerte en un mismo momento. Pero el ser madre es la mayor expresión de amor, es mi razón de vivir”, dice Rocío.
Ella narra que, dentro de los servicios que ha brindado a la ciudadanía, ha tenido la experiencia de recibir en sus brazos a pequeños recién nacidos, lo cual le ha dejado aún más satisfacción, pues de esta forma ha confirmado el cariño incondicional de las madres hacía sus hijos, aun antes de nacer.
Así como Rocío, el 43.4 por ciento de las mujeres en nuestro país tienen que redoblar esfuerzos para poder trabajar y ser madres al mismo tiempo; estar al pendiente de los requerimientos de su oficio o empleo y caminar, de manera simultánea, con sus hijos, para educarlos y atenderlos; esto según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2016.
El Ayuntamiento de Aguascalientes no es la excepción, pues en esta institución trabajan 1 850 (mil ochocientos cincuenta) madres de familia, quienes como Rocío, antes de llegar a su lugar de trabajo, alistaron a sus hijos para llevarlos a la guardería o a la escuela, hicieron desayunos o el aseo de sus hogares; al terminar el trabajo en la oficina, los hijos las esperan con ansias para hacer las tareas y cumplir con otras obligaciones.
La paramédico nos cuenta que, desde que nació su hija, disfruta de las cosas simples de la vida, como comer un helado o jugar a las escondidas; le duele tener que dejarla para salir a cumplir con su oficio. Sin embargo, al volver ella a casa, su hija “Marifer” la recibe con besos y fuertes abrazos que lo compensan todo.
Para ella es un orgullo ser trabajadora del Ayuntamiento, porque desde este lugar también ha desarrollado su profesión, salvando vidas, incluso en momentos de alto riesgo para su propia persona.
“Mamás trabajadoras —dice finalmente, dirigiéndose a todas las madres—, no se pongan tristes por dejar a sus hijos, para ir al trabajo, es un esfuerzo que estamos haciendo por ellos, olviden las penas o culpas que puedan tener: al final de cuentas todo lo que hacemos es para darles lo mejor. ¡Felicidades a todas las mamás de Aguascalientes y de México y del mundo!”
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